Morado y fucsia. A rayas horizontales que a su vez son atravesadas por finas rayitas verticales. Son formas de «suar la samarreta»: los jugadores, en el campo y su presidente en la disco. El «caganar», o la «caganera», siempre simbólicos, son el apunte irónico de la tradición. García actuó con garbo, mas en la tradición de la revista que de la comedia musical. Vino después el «Especial Nochebuena de Raphael» que era, en verdad, de Nochebuena y de Raphael, pero sin nada de especial en comparación con sus equivalentes de años anteriores. Ignoro quién fue el especialista del márketing que impuso la disciplina de cenar besugo en la Nochebuena. Confieso que a muchos de los actuantes les ví por primera vez en la ocasión de esta Nochebuena a pesar de que, atrapado por el vicio del medio, suelo ser cliente habitual del fenómeno. El partido lejos de morir siguió abierto a pesar de que el Barcelona se cosió el balón al pie como pudo, entre las chuletas de césped que no dejaron de levantarse en el José Zorrilla recién replantado.
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